En los caminos de Chile
OVEREND
Nada detrás de este silencio de roca,
nada detrás de estas raíces
que piden eternidad a una tierra que no existe.
Y no descansa el aire doloroso y perfecto,
ni la soledad detenida como un río del cielo,
distante y profunda
como el parpadeo de los planetas más lejanos.
Nada sino pensar
en la ruta extraviada de los barcos
buscando ciudades en la bruma,
que a veces aparecían debajo de la lluvia,
o cuando el sol abría el horizonte
brillaban como la nieve en las tres agujas del Paine.
También el mar sin tregua está presente
con algo de humano y taciturno dentro de su bahía,
rodeado de una corteza petrificada y roja,
inexpresiva y poderosa
como el sueño de las que se ahogaron
lejos de la desvelada luz de los faros.
Y sin embargo, se suaviza su materia oleosa
cuando copia el vuelo de cenicientos petreles.
AI final
más allá de lo que no ha transcurrido
y no conocemos, porque todo es más antiguo que el silencio,
la noche y las aves oscuras se parecen,
existen ciudades de oro donde nunca se muere,
existe el agua y rocas manchadas por el musgo,
y una lluvia que vuelve a construir lejanías
en busca de buena tierra
para que asomen los bosques.
Una foto espectacular y un poema fabuloso. Un beso
ResponderExcluirQué poema tan maravilloso. Me encantan las imágenes. Me siento muy cómoda en tu blog, me gusta mucho el estilo y la imagen, y el contenido es exelente. seguramente volveré con más tiempo, para poder recorrerlo bien.
ResponderExcluirUn abrazo.